Excavación de una de las tumbas del yacimiento de Son Peretó. | Guillem Mas

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El Ayuntamiento de Manacor comprará una finca de unos 15.000 metros cuadrados anexa al yacimiento arqueológico de Son Peretó para ampliarlo con unos terrenos donde los estudios con georradar han confirmado la existencia de restos arqueológicos relevantes.

Después de promover catorce campañas ininterrumpidas de excavación de los restos existentes en este yacimiento que alberga la basílica paleocristiana que le da nombre, el ayuntamiento ha decidido ampliar la finca pública que lo acoge para proteger el entorno arqueológico, ha informado en un comunicado.

Además, un equipo de arqueólogos y especialistas en georradar están escrutando el subsuelo de varias fincas alrededor de la basílica paleocristiana de Son Peretó «con el objetivo de descubrir los auténticos límites del yacimiento arqueológico de época romana que aún permanece bajo el subsuelo», ha explicado el arqueólogo Miguel Ángel Cau, uno de los responsables del proyecto.

Esta iniciativa que depende de la Universidad estadounidense de Brown busca definir las estructuras y los límites de Son Peretó.

Con los análisis realizados hasta ahora, los arqueólogos han descubierto en el entorno estructuras de tipo habitacional similares a las que rodean la basílica. «Esto nos hace pensar que en este lugar existía una gran villa, que es el nombre que daban los romanos a las granjas y explotaciones agrícolas», ha precisado Cau.

Los especialistas manejan la hipótesis de que la granja romana se estableció y funcionó en este lugar desde los tiempos de la dominación romana y, con la llegada del cristianismo, se incorporó la basílica.

Una vez los estudios del subsuelo permitan determinar un mapa del yacimiento, para confirmar cualquier hipótesis será necesario «excavar sobre el terreno», ha añadido la directora del Museo de Historia de Manacor, Magdalena Salas.

Los especialistas que están trabajando estos días en Son Peretó combinan dos técnicas: magnometría y georradar.

La magnetometría permite descubrir estructuras que no son visibles en superficie, como muros y habitáculos enterrados, mediante la detección de variaciones locales en la intensidad del campo magnético terrestre. Estas variaciones pueden tener una explicación geológica, pero también se indicio de construcciones enterradas.

En cuanto al georradar, permite «definir aún mejor las estructuras que se detectan con el magnetómetro», ha detallado Cau.

La tecnología del georradar se basa en la transmisión de ondas electromagnéticas de banda ultra ancha en los materiales, que se reflejan cuando llegan al límite situado entre dos materiales con diferentes consistencias y propiedades eléctricas, por lo que se pueden definir las estructuras o las construcciones sin necesidad de excavar.

El objetivo del proyecto es «obtener la mayor información posible antes de excavar, precisamente para poder seleccionar los lugares más adecuados de acuerdo con los objetivos científicos».

Salas ha recordado que Son Peretó es el único yacimiento mallorquín de la antigüedad tardía que cuenta con un conjunto basilical y una necrópolis y que además está musealizado y adecuado a las visitas.

La alcaldesa de Manacor y responsable de las áreas municipales de Patrimonio y Educación, Catalina Riera, ha defendido la necesidad de proteger la enorme riqueza arqueológica del municipio y los bienes culturales.

Son Peretó, situado a unos 6 kilómetros de Manacor en dirección a Sant Llorenç, fue descubierto por Joan Aguiló, que excavó la antigua basílica a partir de 1912 y trasladó los mosaicos que cubrían el suelo al Museo de Manacor.

En 1931, la zona del templo fue declarada monumento histórico para garantizar su preservación. La Universidad de las Islas Baleares, la de Barcelona y el Museo de Mallorca llevaron a cabo nuevas excavaciones en los años sesenta y ochenta del siglo XX.

En los últimos catorce años, el Museo de Manacor ha realizado un importante esfuerzo de consolidación de las estructuras y restauración y ha retomado el estudio y las excavaciones arqueológicas.

Desde 1982, los terrenos donde se ubica la antigua basílica pertenecen al Ayuntamiento de Manacor.