En esta edición, la plaza del Ajuntament d'Artà presentaba a las doce del mediodía, hora de comienzo de este vermut, un lleno casi total. Grupos de las más diversas edades aguardaban a que la música diera comienzo. Para algunos era una prolongación de la fiesta que había comenzado en la noche del sábado con el Carnaval d'Estiu, mientras que para otros se trataba de divertirse junto a sus nietos. Un nutrido grupo de vecinos, reunidos frente a un generoso aperitivo, afirmó no haber fallado ningún año desde su inicio.
La banda, dirigida por Tomeu Ginard, atacó los primeros compases con puntualidad. Sus más de 50 músicos sonaron con potencia en la plaza llena de público. El repertorio estuvo compuesto tanto por pasodobles tradicionales como por boleros o canciones pop de actualidad.
Todo lo recaudado este domingo en esta fiesta irá precisamente destinado a apoyar a esta banda de música, con una gran implantación y arraigo en el pueblo.
Voluntarios
La gran barra donde no solo se podía consumir el vermut, sino también la típica pomada o refrescos y cervezas, estuvo atendida por más de 30 voluntarios. A ellos quiso agradecer el director de la banda su participación en el inicio del concierto, que tuvo una duración de más de cuatro horas.
Esta fiesta responde a la tendencia cada vez más extendida en muchos pueblos de crear citas dentro de los programas en las que todo el pueblo pueda participar por igual. Gonzalo Sánchez destacó que el propósito de la asociación que preside es el de cambiar las típicas verbenas nocturnas llenas de excesos y que cualquiera pueda disfrutar y sentirse integrado.
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