Miembros de la Plataforma antiautopista durante la rueda de prensa. | Plataforma Antiautopistes

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La Plataforma antiautopista ha advertido de que las obras de construcción de la carretera Llucmajor-Campos generan 26.467 toneladas de dióxido de carbono (CO²), cantidad que equivale a las emisiones medias de más de 5.290 personas a lo largo de un año.

La entidad ha elaborado un informe preliminar sobre el impacto de esa infraestructura y ha pedido a los partidos políticos, autoridades, sociedad civil y científicos «un último esfuerzo para detener las obras», del mismo modo que se ha paralizado la ampliación del aeropuerto de Palma. «En esto no dependemos ni del Gobierno central ni de Aena», han destacado en un comunicado.

Han calculado las emisiones derivadas de la fabricación del asfalto necesario para la construcción de la autopista, la obtención de la grava de nivelación y los trabajos de excavación, lo que suman esas 26.467 toneladas de CO².

Los ecologistas aseguran que su cálculo de la contaminación de la obra es «moderado» ya que no han podido tener en cuenta las emisiones derivadas de fabricar el acero del guardarraíl y el hormigón que separa los dos sentidos de la vía, ni han sumado las emisiones de la incineradora de Son Reus de la que se han obtenido las escorias utilizadas como base de construcción.

A eso se suma que la Plataforma estima en 529 toneladas de CO² la capacidad de absorción perdida con la tala de más de 2.000 almendros y algarrobos, eliminados por la construcción de la nueva autovía y que absorbían cada año las emisiones medias de 106 personas.

La Plataforma contra la autopista considera que las 52 hectáreas destinadas a la obra viaria deberían destinarse a la reforestación, por coherencia con la emergencia climática declarada por el Govern y el Consell de Mallorca. Cabrían 12.000 pinos, con una capacidad de absorción de 27.000 toneladas de CO² anuales.

Advierten de que el grueso del aumento de las emisiones no vendrá de la obra, sino del tráfico que generará y recuerdan que los automóviles ya emiten 12.000 toneladas de CO² anuales en los 8 kilómetros de la carretera actual, que consideran que pueden duplicarse con el incremento de tráfico inducido por la autopista.

Los ecologistas recuerdan que el transporte ya es hoy la principal fuente de emisiones de gases de efecto invernadero en Baleares, y que el transporte por carretera es el principal contribuyente.

Recalcan que, con 2,7 millones de toneladas equivalentes de CO², los automóviles «superan con mucho las emisiones atribuibles al transporte aéreo (1,9 millones de toneladas) y el marítimo», por lo que insisten en pedir un rechazo unánime a esta obra, similar al generado por la ampliación de Son Sant Joan.

Si se suma el impacto de las obras, con la capacidad potencial de absorción perdida y el aumento de emisiones por el incremento de tráfico, los 8 kilómetros de la autopista de Llucmajor a Campos dejan un rastro de carbono que estiman en más de 65.900 toneladas, equivalente a las emisiones anuales de 13.100 personas, asegura la entidad, tomando como referencia las emisiones anuales de España de 5 toneladas per cápita, de acuerdo con el Banco Mundial (2014).