Mientras Gaià hablaba, el resto de ediles escuchaba con tensión.

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La tensión llegó el lunes al pleno de Manacor y lo hizo de la mano del alcalde Miquel Oliver, el regidor Joan Gaià (ambos de Més-Esquerra) y la portavoz del PP, Maria Antònia Sansó. El tema: las presuntas irregularidades en las obras de unos familiares directos de Gaià.

El PP fue el único grupo de la oposición que preguntó sobre esta cuestión y el edil Gaià explotó. Dijo, con un tono de voz duro, que él no había visto el expediente urbanístico (los ‘populares' sí lo vieron), ni hablado del tema con ningún funcionario ni la regidora d'Urbanisme (Núria Hinojosa del PSOE). Explicó que conocía de la ejecución de las obras pero no los detalles de la tramitación y que se enteró antes la prensa del decreto de paralización de las obras que él mismo. Pero Gaià fue mucho más lejos. Sin abandonar el tono de voz elevado y muy enfadado, el edil explicó que esta situación le ha hecho ver la gente que hay en el Ajuntament de Manacor y habló de «animales carroñeros». Aunque él mismo forma parte del equipo de gobierno, Gaià opinó que «la actuación del Ajuntament también ha dejado mucho que desear porque se ha filtrado información de ciudadanos anónimos» y acabó diciendo que «no todos estamos en política para hacer favores ni abusar de nuestros cargos».

Mientras Gaià hacía su intervención (que no fue corta), el resto de regidores casi ni respiraban. Se hablaba de un tema peliagudo y era la primera vez que el edil hacía declaraciones públicas. La regidora d'Urbanisme, Núria Hinojosa, intervino poco, lo justo, y dijo que «se ha seguido la tramitación administrativa sin que se haya producido ningún hecho que sea susceptible de ser destacado».

El alcalde Oliver, que no tenía por qué hablar, sí lo hizo, y defendió a capa y espada a su regidor: «El señor Gaià no tiene ningún expediente en marcha y lo que hacen es tirar del hilo para intentar culpar a las personas que hacen obra». Con esto, el alcalde matizó que «cada uno es responsable individual de sus hechos» para dejar claro que Gaià nada tenía que ver con el asunto. Oliver puso la guinda (y encendió aún más el fuego) diciendo: «Señora Sansó, deje de hacer el ridículo».

La portavoz ‘popular' quería puntualizar la intervención de Gaià, pero el alcalde no le dejó. Le apagó el micro en cumplimiento del reglamento, dijo Oliver. Cosas que se pueden hacer celebrando los plenos por vía telemática. A Sansó no se la escuchó, por más que lo intentó. La denuncia de censura fue inmediata, una denuncia que fue corroborada por la número dos del PP. «Viva la censura, señor alcalde», dijo Maria Bel Bauzá.

En otro turno, Sansó volvió a atacar, y opinó que «no es de recibo que se nos calle cuando no les gustan las preguntas y más cuando hacen teatro y han querido tener la razón a gritos». Después, Gaià habló e introdujo otro tema con esta frase: «Intentaré no ponerme nervioso y es una ventaja que este asunto no afecte a mi familia». ¿Tema zanjado? El tiempo lo dirá.