¿Qué papel desempeñó sa Pobla en las Germanies?
— Si buscamos episodios relevantes de la Germania mallorquina encontramos los dos asedios de Alcúdia, que eran obra de los agermanats contra la gente refugiada en el interior. Cuando llegaron las tropas reales se produjeron las grandes batallas. La primera fue en Pollença y después la contienda se trasladó a sa Pobla. En Pollença murieron unos quinientos agermanats, con la quema de la iglesia donde había doscientos niños y mujeres. Las tropas reales llegaron después a sa Pobla con un edicto real que amenazaba con hacer lo mismo que en Pollença, o incluso en Valencia con los comuners, si no había una rendición.
Pero no hubo rendición y se produjo la batalla de Son Fornari....
— Tuvo lugar en noviembre de 1522 y fue la batalla más cruenta de la Germania mallorquina, fallecieron más de 1.000 agermants y es muy complicado saber las bajas de los mascarats. En el artículo presentado en las Jornades d'Estudis Locals he logrado recoger 247 referencias a ‘La Pobla', que implican a unos 280 agermanats, aunque también a algún mascarat. Existe un problema y es que, una vez acabó la Germania en 1524 se recopilaron unos documentos llamados Informacions Judicials donde se explicaba, persona por persona, qué implicación tuvieron con la Germania y si eran presentes, ausentes o muertos. La cuestión es que se han perdido estos datos de sa Pobla, además de Inca , Pollença, Alcúdia, Santa Margalida y Binissalem; casualmente donde hubo más conflicto.
¿No es extraño que se perdieran precisamente estos papeles?
— En el siglo XIX, cuando José Maria Quadrado publicó sus escritos sobre las Germanies dijo que solo pudo encontrar los datos de la mitad de Mallorca. No sé si tuvo toda la información y solo le interesó desvelar la mitad y decir que faltaba la otra para denigrar este alzamiento o es cierto que no pudo acceder, pero esta información existió.
¿La batalla de Son Fornari fue la estocada definitiva para los agermanats?
— Es el momento clave. Pollença fue el preámbulo, pero la batalla de sa Pobla demostró a los agermants que poco podían hacer ya. Después se produjo la batalla Rafel Garcés donde se confirmó la debacle definitiva.
Debe quedar mucho por rascar en la Germania mallorquina, ¿no es así?
— Hay un mundo por descubrir y queda mucha pedagogía por hacer. Con el Ajuntament de Palma he confeccionado unas unidades didácticas para ESO y Bachiller y considero que en el ámbito de la educación se ha trabajado muy poco. A través de la página web que hemos creado también queremos divulgar este momento histórico y en breve se dará a conocer un documental muy completo.
¿Qué pueden aprender las nuevas generaciones de un conflicto que se produjo hace 500 años?
— En primer lugar demostró que Mallorca no es ‘la isla de la calma'. Por mucho que seamos una isla no hemos vivido aislados de las revueltas que se han producido en la Península ibérica o en Europa. Si Europa se levantaba, aquí también lo hacíamos. Existe ahora un consenso entre los historiadores en considerar la Germania mallorquina fue el primer alzamiento de la historia moderna que se distingue claramente de los movimientos reivindicativos de la Edad Media. De hecho, los agermanats reclamaban, doscientos años antes, lo mismo que en la Revolución Francesa, porque al principio no iban en contra del Rey, sino contra el mal gobierno y la corrupción, querían eliminar los impuestos abusivos que los ahogaban y formar parte de las instituciones. No dudo de que la historiografía del siglo XIX y buena parte del siglo XX se ha centrado en hacer creer que la Germania mallorquina era un alzamiento espontaneo, vacío de todo contenido y sin una organización clara, algo que no es cierto. Había una ideología muy definida y una voluntad de organización que funcionó en un principio. El problema es que las tropas imperiales que llegaron estaban repletas de mercenarios y, a pesar de que los malloquines estaban preparados militarmente, era imposible luchar contra esos mercenarios que vinieron a sangre y fuego.
5 comentarios
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En la pluma de Santiago Rossinyol, creo que la "Illa de la calma" se oponía a la Barcelona industrial pero también anarquista (Semana Trágica de 1911).
La "Illa de la calma" es por supuesto un libro del pintor Santiago Rossinyol, que se convirtió luego en un tópico manido.
Pués si la memoria no me falla lo de la isla de la calma tiene que estar en el prólogo de els agermanats de Josep Joan Vidal. Me encantó esa alusión y siempre la he recordado.
Esta frase ni siquiera es original. Hace tiempo la ley en otro libro que ahora mismo no recuerdo. Pero si, pecamos de ingenuos y lo pagamos caro con los campos regados con nuestra propia sangre. Yo diría que este episodio caló hondo en Joan March quien, al contrario de Casesnoves, eligió bien el bando ganador y se convirtió en pura astucia.
Ja ho saviem, almanco des de l'Aixecament de la Part Forana, a tall d'exemple.