La regidora delegada del Museu, Antònia Sabater, explica que «es un proyecto que nace de la voluntad de poner en valor el trabajo artesanal de la producción del calzado y conectar a través de él a varios colectivos sociales, como son las personas mayores que han trabajado en el calzado, jóvenes y personas inmigrantes que residen desde hace poco en Inca».
Después de varias reuniones con asociaciones de personas mayores, de inmigrantes, centros educativos y el Casal de Joves, la directora del Museu, Aina Ferrero, configuró ocho grupos de tres personas para que trabajaran un objeto relacionado con el calzado que aportaba la persona relacionada con esta industria, desde herramientas a manuales de maquinaria, pasando por calzado artesano, pieles trabajadas o utensilios antiguos.
De esta forma, y a través de videoconferencia, se logró una interacción entre el artesano, el nuevo residente en Inca y la persona joven que aportaron su visión particular. Estos encuentros se pueden seguir en la misma muestra ahora abierta en el Museu del Calçat gracias a unas tablets situadas junto al objeto personal que aportó la persona mayor que se expone en una urna.
Reacciones
Los participantes se mostraron entusiasmados con los resultados. Uno de los jóvenes lo define como «la mejor experiencia que he tenido en mi vida», mientras que uno de los antiguos trabajadores del calzado afirma que «es muy importante que se vaya recuperando la memoria de esta industria y artesanía». Una de las pequeñas inmigrantes resalta que el proyecto «me ha ayudado a conocer nuevos amigos».
El Museu afronta para 2021 una nueva remodelación con la incorporación de las industrias auxiliares.
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Espero que, junto al premio de Ibermuseos, venga el éxito de visitantes.