Los trabajos que arrancaron el 31 de mayo han desvelado el último esqueleto que aún ocultaba la necrópolis. Se trata del cuerpo de un varón adulto, «de una altura considerable y que se ha localizado en posición de decúbito lateral derecho», según explicó ayer la antropóloga Francisca Cardona. El esqueleto «está muy bien conservado y se aprecia en él la acción de los roedores y quizá de alguna inundación», al haber aparecido con el cráneo desplazado así como algunas piezas dentales más cerca de la superficie. Las pruebas en laboratorio determinarán aún más detalles.
El arqueólogo Jordi Hernández-Gasch y los restauradores Margalida Munar y Bernat Burgaya presentaron este miércoles la última campaña de excavación en la necrópolis.
El arqueólogo mostró su satisfacción «por poder vivir la culminación de la excavación en su totalidad de un yacimiento tan importante como el de Son Real. Es emocionante pensar que comencé las campañas con 27 años y que hayamos llegado hasta aquí. Ahora ponemos un punto y final a las excavaciones, pero continuará la investigación y queda por delante una importante tarea de conservación para evitar la degradación por la acción marina. De hecho, un 30 % de la necrópolis ya se la ha llevado el mar y con el cambio climático se agravará todavía más».
Los trabajos de 2021 han contado con un presupuesto de 40.000 euros financiados a través de una subvención de la Secretaria de Estado de Turismo. El promotor ha sido el Ajuntament de Santa Margalida.
Consolidación
La necrópolis de Son Real se ha excavado y consolidado en dos periodos distintos. Entre 1957 y 1969 fue el arqueólogo Miquel Tarradell el encargado de comenzar a redescubrir este importante yacimiento.
Durante la década de los ochenta del siglo pasado, la necrópolis vivió una época oscura en la que se llegaron a celebrar pruebas de motocross y en 1998 volvieron a arrancar las excavaciones que se han prolongado hasta ahora. Entre los trabajos más destacados destaca la consolidación de las estructuras y su mayor visibilidad al estar excavadas, así como la incorporación de cartelería que ha contribuido a que las visitas sean «menos agresivas para la necrópolis».
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Hice una excursión a Son Real y toda la gente mayor dio la vuelta por la distancia y el calor, antes de llegar a la necrópolis. Es verdad que se puede entras por Son Bauló, en vez de hacerlo por la finca pública.