El domingo se celebró una misa de despedida de la comunidad y se las obsequió con pequeños detalles. | Gori Vicens
La falta de vocaciones, principalmente, hace que las religiosas que residen y prestan servicio en los conventos repartidos por toda la geografía mallorquina tengan que reagruparse. El último caso es el de Portocolom. El pasado sábado las tres religiosas de la Caridad que residen en el convento se despidieron de los feligreses. La comunidad ha permanecido en la localidad costera durante 108 años, dedicándose principalmente a la enseñanza a los más pequeños; a tareas sanitarias, principalmente a poner inyecciones o asistir a los numerosos marineros que antaño había en Portocolom de picaduras de araña o que se habían clavado un anzuelo; a acompañar a enfermos o personas mayores con el coche, así como atender la parroquia.
2 comentarios
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Otro edificio disponible para vivienda vacacional. Si no, al tiempo.
Jo hi vaig anar a escola i algunes inyeccions m’han posat una llastima el seu tancament el mon canvia per a be o no tant be salut a tots