La fiesta regresó a la normalidad, aunque con muchas mascarillas, después de suspenderse en 2021. | Juanjo Roig
Si en 2020 la fiesta de la Beata Francinaina Cirer de Sencelles fue uno de los últimos actos tradicionales que se celebraron en Mallorca antes del confinamiento, este domingo volvió a vivirse un espíritu prepandémico, aunque con las mascarillas como protagonistas obligadas. La iglesia parroquial de Sant Pere acogió a las diez y media de la mañana la misa en honor a la Beata Francinaina. Una hora después en Can Bril se preparó la concentración para dirigir la comitiva a la ofrenda floral en la plaza del Ayuntamiento, que ahora se encuentra en obras aunque ya se ha finalizado la rampa de subida a la iglesia y el espacio donde se sitúa el monumento de la Beata. Como indica la tradición, los participantes iban vestidos a l'ampla y las casas lucían adornadas con macetas, imágenes de la Beata y hermosos domassos.
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