Cuando los Cossiers aguardaban en el interior del templo parroquial tras haber bailado l'Oferta, fuera, en la plaza, ya se empezaban a reunir decenas de personas para asegurarse un buen sitio para verlos danzar. Allí, el dimoni con la barrota marcaba el rotlo, y con sus diabluras corriendo detrás de los más jóvenes les hacía saltar.
Finalizado el oficio religioso, la plaza estaba abarrotada y los Cossiers hicieron su aparición ofreciendo brotes de murta a los allí congregados. El silencio se hizo presente y la música del flabiol y tamborino dio paso a los bailes: Flor de Murta; els Reis; Mestre Joan; Obriu-mos; Dansa Nova (recuperada hace 41 años); el Margançó y la Titoieta, además de l'Oferta en la iglesia y ses Bombes durante el pasacalles entre el Ajuntament y la iglesia.
Joan Fiol; Pau Piol; Xesc Cerdà; Ricard Echevarría; Guillem Puigserver y Joan Antoni Juan fueron los cossiers. Mientras que Elionor Serra encarnó el papel de la dama y el Dimoni lo interpretó Joan Toni Oliver.
Medieval
La aparición de los Cossiers ya figura en la fiesta medieval del Corpus, pero en la década de los años 60 del siglo pasado dejaron de bailar en las fiestas patronales convirtiéndose en un atractivo turístico perdiendo así su idiosincrasia. En 1973 se reorganizaron y volvieron a danzar para el pueblo. En el año 1987 renovaron su vestuario. Lucen un blanco puro con cascabeles, cintas de colores, sombreros y pañuelos. En la mano un brote de mirto. Tras Sant Honorat, volverán a bailar por Sant Jaume.
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