Imagen de los asistentes a la reunión celebrada en el Ajuntament de Sóller. | FAIB

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La convivencia entre los vecinos de la Vall de Sóller y las pruebas deportivas que se disputan en la carretera Ma-10, especialmente de automovilismo y en la subida hacia el Puig Major, se ha convertido en un foco de polémica, debate y enfrentamiento entre todas las partes implicadas. El impacto de esos eventos, agravado por las prácticas ilegales y fuera de la competición de aficionados que perjudican finalmente a las pruebas oficiales, han generado una tensión que pone en peligro y llevan a orientar hacia la limitación de la disputa de eventos de motor en ese paraje de la Serra de Tramuntana.

Para intentar acercar posturas y mostrar la buena voluntad de los promotores de esas carreras, el Ajuntament de Sóller acogió una reunión entre la Federación Balear de Automovilismo (FAIB), la Plataforma Nord Puig Major, los organizadores de la Pujada al Puig Major y del Puig Major Revival. Demetrio Lladó, Xisco Castanyer, Alberto Frau, Jaime Casasnovas y Tommy Castañer fueron los asistentes al encuentro.

Una cita en la que se pusieron sobre la mesa y se acordaron una serie de soluciones con el fin de agilizar la convivencia entre los vecinos de la carretera Ma-10 y las pruebas automovilísticas que discurren por la vía principal de la Serra de Tramuntana. Entre esas medidas está el compromiso por parte de los organizadores de las carreras y la FAIB de llevar a cabo campañas a nivel publicitario y difusión para concienciar a los asistentes de la necesidad de no tirar y dejar basura, evitar acampar en las zonas próximas al trazado, usar los baños habilitados por la organización y ser responsables con el medio natural y las propiedades privadas.

De la misma manera, se reclamará a las instituciones públicas la máxima colaboración para poder llevar a cabo los operativos que requieren pruebas de la magnitud del Puig Major, que durante un fin de semana reúne a miles de aficionados en las cunetas de la Ma-10. Se incidió en la necesidad de contar con el apoyo de la Guardia Civil y su presencia en los días previos y en el momento de finalizar la prueba. Otra medida es la creación de equipos de limpieza para despejar y realizar esa labor en las cunetas al finalizar el evento.

El punto más importante de la cita fue la unificación de posturas a la hora de luchar contra las carreras ilegales y conductas al margen de la ley que sufren diariamente los vecinos y usuarios de la Ma-10, generando un malestar vecinal importante, además de un daño colateral a las competiciones regladas y oficiales, perjudicando su imagen y la del automovilismo.