La era de las tecnologías como Google maps o Instagram ha puesto al alcance de todos los recónditos accesos a algunas de la calas más escondidas de Mallorca y «el paraíso» ha dejado de ser exclusivo para los residentes. Pero este domingo ha sido distinto, los que no han tenido pereza de andar un rato bajo un sol de justifica para darse un chapuzón en las playas vírgenes de Manacor se han topado con carteles y cintas de plástico que «prohibían» el paso y alertaban de que la playa estaba cerrada.
Seguramente los más incautos habrán dado media vuelta, pero la realidad es que se trataba de una nueva acción contra la masificación turística orquestada por el colectivo anticapitalista Caterva de Manacor, que ha «cerrado» los accesos a Cala Varques, Cala Magraner, Cala Bota, Cala Petita, Cala Murta o Cala Morlanda, entre otras calas del municipio.
El colectivo que reivindica esta nueva acción la ha acompañado de una declaración de intenciones: Hacer al turista partícipe del malestar que se vive en Mallorca por masificación que se repite verano tras verano. El turista no es el culpable, pero «forma parte del engranaje y es corresponsable de la situación que sufrimos los residentes; pero los responsables son los que tienen la propiedad de las cadenas hoteleras, son los propietarios de las empresas de construcción o las inmobiliarias, y tienen que ser señalados», ha puntualizado Caterva en un comunicado.
El cierre simbólico de los accesos a las calas más naturales de Manacor no es la primera acción reivindicativa de este colectivo anticapitalista. En julio, ya simbolizaron el «hartazgo» de muchos mallorquines por la masificación colocando un centenar de «multas» de 300 euros en los parabrisas de los coches que aparcaban en las cunetas para acceder a Cala Varques. La mayoría eran vehículos de alquiler y el motivo de la sanción fue «contribuir a la destrucción de Mallorca y a condemar a un millón de residentes a vivir de manera precaria a causa del monocultivo turístico».
Más organizados
El diccionario de la RAE define la palabra caterva como «multitud de personas o cosas consideradas como conjunto desordenado o de poco valor e importancia». Pero la caterva manacorina no hace honor a esta definición, sino que este domingo ha demostrado su buena organización para actuar de manera simultánea en todas las calas, sin ser interceptadas sus acciones por la policía de Manacor, que desconocía el caso.
35 comentarios
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On han estat totes aquestes neoplatafomes que no han tret el cap en els últims 8 anys del psoe i ultraesquerra? en aquests anys s'han iniciat i consolidat els milers d'habitatges de lloguer “il·legal” sense que ningú no fes res.
Bona feina!!!
A cogir garroves....
Rostithola, Disculpa. En Dinamarca, quienes toda la razón no se puede comprar nada. En Suiza puedes comprar lo que quieras
Marianganxahola, tontería: El Sueco en julio y agosto se queda en Suecia porque no quiere este cachondeo que hay aquí. Y esto lo sé de buena mano porque soy Sueco
Eriçó¿Accions Més contundents? Cortar cuellos? Vaya secta que tememos.
El turista (que es el que paga) es corresponsable. El indígena (que recibe el dinero) es un sufridor. Patético. Está claro que estamos ante un movimiento sectario, de secta, dirigido por los pseudoprogres de Més. Y lo penoso es que hay gente de buen corazón pero de pocas luces que les siguen el juego.
Tenemos un gran aumento de población. Y los turistas vienen a Hoteles, a alquileres turísticos, alemanes en casa de alemanes y queda otro turista que se está ponendo de moda, el que cede su casa en vacaciones. El mallorquín se va a Suecia y el Sueco viene a la casa del Mallorquín. Estos tampoco están contabilizados y van sumando gente en playas y carreteras. Hay que parar de algún modo todas las diversificaciones del turismo.
mallorcareloadedEstoy de acuerdo contigo, por supuesto. Tampoco hace falta que llegue la sangre al río y no creo que haya que meter a nadie en la cárcel por ello; sin embargo hay países o territorios de dimensiones reducidas cuyos gobernantes saben que las acciones individuales de tintes egoístas, sumadas producen un daño a la sociedad difícil de curar. En países como Suiza y Dinamarca y tecientemente Canadá, los gobiernos han prohibido taxativamente la venta de viviendas a extranjeros porque supone una perdida de territorio, una escasez de vivienda y un aumento del precio de la misma con el consecuente empobrecimiento de sus ciudadanos sin menoscabo de la agresión que sufre la idiosincrasia por ellos constituida . Cuando una sociedad se ve amenazada de un peligro, sus gobernantes tienen la obligación moral de protegerla de ese mal y, en mi opinión será la presión social la que obligue a los políticos a pronunciarse en este asunto, pues el futuro de la sociedad, en este caso, la mallorquina está en juego con muchas posibilidades de perder.
BEN FET , i més canya encara ha d'haver, amb accions més contundents.