El Ministerio británico de Sanidad ha dispuesto una investigación a
fondo sobre la muerte de 28 bebés en unos experimentos
desarrollados entre 122 niños prematuros en un hospital del
noroeste de Inglaterra entre 1989 y 1993.
La prueba fue llevada a cabo en el hospital de North
Staffordshire, de la localidad de Stoke on Trend, donde otros
quince pequeños resultaron con lesiones cerebrales, según revela
ayer, jueves, el periódico londinense «The Independent».
Al parecer el hospital usó un nuevo tipo de ventilador mecánico
para ayudar a los bebés a respirar, que ya no son utilizados en los
recién nacidos aunque sí en niños mayores.
La investigación se centrará en averiguar si las pruebas se
efectuaron sin autorización de los padres, que recalcaron que los
médicos les habían dado garantías de que el tratamiento era la
forma más segura de ayudar a los niños pero nunca se les dijo que
se trataba de un experimento.
La prueba fue desarrollada por el profesor David Southall, un
pediatra que ya protagonizó otra polémica por un estudio para
averiguar posibles casos de abusos infantiles por parte de los
padres. El Ministerio de Sanidad ha designado al profesor Rod
Griffiths, director de sanidad de la región de West Middlands, para
establecer la verdad del caso, y contará además con un equipo de
expertos para que le asesoren. La apertura de esta investigación se
dispuso después de que la diputada laborista Llin Golding conociera
el caso de un pequeña que murió por el uso del ventilador mecánico
en febrero de 1992.
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