En la actualidad, las enfermedades cardiovasculares son la quinta
causa de muerte en el mundo, pero los expertos prevén un incremento
alarmante de su incidencia a nivel mundial y sobre todo en los
países en vías de desarrollo.
Según Fuster, mientras la economía está creciendo en estos
países «paralelamente también lo están haciendo los malos hábitos».
En este sentido, Fuster puso como ejemplo el caso de las
tabacaleras que «tras el acoso que sufren en los países
desarrollados trasladan sus productos a los países en vías de
desarrollo».
Para evitar el incremento de la incidencia de estas
enfermedades, Fuster afirmó que «hay que mejorar el nivel de
educación», pero destacó también que en buena medida es un problema
político. «Las enfermedades cardiovasculares siguen siendo una
epidemia y no dejarán de serlo a menos que se realicen programas de
educación y prevención de forma obsesiva en las sociedades médicas,
pero también deben tomarse medidas políticas», manifestó.
«Conocemos los factores de riesgo, pero no se realizan las
medidas para abolir estos factores», destacó Fuster, aunque
reconoció la dificultad que existe en la sociedad actual para
realizar hábitos de vida más saludables. No obstante añadió que es
fundamental que la sociedad se conciencie del riesgo que suponen
estos malos hábitos y del peligro de convertir las enfermedades
cardiovasculares en la epidemia del próximo siglo.
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