El Papa Juan Pablo II concluyó ayer su visita a Nueva Delhi con un
encuentro con representantes de todas las religiones presentes en
la India, marcado por un caluroso recibimiento por parte del
supremo representante del hinduismo, que le levantó el brazo como
se hace con un vencedor.
Con este gesto, que fue acogido con satisfacción por el Papa, el
«shankaracharya» (pontífice supremo del hinduismo) Madhavananda
Saaraswati deslegitimó las acciones de protesta contra la visita
del Pontífice a India realizada los pasados días por integristas
hindúes, que llegaron a acusar al Papa de «bandido» y pretendían
que pidiera perdón «por los crímenes cometidos por los católicos»
en estas tierras.
Saaraswati expresó su solidaridad al Obispo de Roma el mismo día
en que los hindúes celebran la fiesta de «Diwali», que es el
equivalente de la Navidad para los cristianos.
Al encuentro interreligioso acudieron también representantes
budistas, musulmanes, jainistas, parsis, judíos, bahianos y sijs.
También estuvo presente el cardenal secretario de Estado vaticano,
Angelo Sodano, numerosos prelados y monjas, entre ellas Sor
Nirmala, sucesora de la Madre Teresa de Calcuta.
En un respetuoso ambiente, en el que cada líder religioso vistió
sus ropas tradicionales y comenzó su discurso con un rezo, Juan
Pablo II afirmó que ha venido a India como «peregrino de paz».
«Estoy entre vosotros como peregrino de paz y como viajero en el
camino que conduce a la satisfacción total de los más profundos
deseos humanos», afirmó el Papa, quien, agregó, que todas las
religiones allí presentes buscaban un futuro mejor para el
hombre.
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