El Papa bautizó ayer a 18 recién nacidos, uno de ellos mallorquín,
en un gesto que tiene lugar cada año y con el que la Iglesia
Católica quiere recordar el bautismo de Jesucristo.
La Capilla Sixtina, el mismo lugar donde se celebra el cónclave
en el que se elige a los Papas, fue el lugar elegido para
administrar el primer sacramento a 8 niñas y 10 niños de Italia
(14), Suiza, España, Brasil y EE UU.
Con el fondo de los frescos de Miguel Angel que decoran la
Capilla y entre chupetes y biberones, los pequeños aguantaron sin
apenas llanto la larga ceremonia.
Entre los niños estaba el mallorquín Alejandro Martínez Llabrés,
al que su madre sujetó mientras el Pontífice le hacía la señal de
la cruz antes de echar sobre su cabeza el agua de la pila
bautismal.
Con esta ceremonia la Iglesia rememora el bautismo de Cristo en
las aguas del río Jordán, hecho que fue comentado por el Papa
durante el rezo del Angelus que dirigió a continuación desde el
balcón de su estancia privada en la Plaza de San Pedro. Invitó a
los fieles presentes en la Plaza a recordar el nacimiento de Jesús,
cuando se cumplen 2.000 años del hecho y a hacerlo en el marco de
las celebraciones por el Jubileo que comenzó el pasado 24 de
diciembre.
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