Chevènement (dcha.) aboga por la cooperación internacional en su discurso de apertura.

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Las diferencias entre Estados Unidos y Europa en materia de lucha contra los delitos en Internet se hicieron patentes en los primeros debates de la conferencia del G-8 sobre ciberdelincuencia que se abrió ayer en París.

En la inauguración de este primer foro mundial, que reúne a políticos, juristas, policías, funcionarios y empresarios de los siete países más industrializados del mundo y Rusia (G-8), el ministro francés del Interior, Jean-Pierre Chevènement, abogó por la cooperación internacional en la lucha contra los delitos cometidos en Internet. Pero, contrariamente a lo que defiende EE UU, esta cooperación no pasa, según Chevenement, por la creación de una «ciberpolícia» que trascienda las fronteras nacionales. «Los Estados deben conservar la responsabilidad y la capacidad de actuar. Sólo con Estados soberanos se puede organizar la voluntad y la capacidad de actuación colectiva, primero en el ámbito interno, y luego mediante la cooperación internacional», afirmó Chevenement.

El ministro dijo que «no existe ni es necesario crear un derecho específico de Internet y de las redes» y se mostró a favor de que cada país «desarrolle» su propia oficina central de lucha contra la criminalidad ligada a las tecnologías de la información y de la comunicación y que esas estructuras cooperen entre sí.

Otro aspecto destacado por Chevenement fue la necesidad de «encontrar un equilibrio entre los servicios represivos y la obligación de garantizar el respeto a la vida privada de las personas» y, para ello, se debe «vigilar que las nuevas tecnologías no se conviertan en un instrumento universal de control y de advertencia». Aunque el ministro eludió referirse a ello, hay numerosas divergencias entre los países industrializados, sobre todo entre europeos y estadounidenses, sobre la forma de combatir la ciberdelincuencia, dicen los expertos. EE UU defiende la puesta en marcha de mecanismos rápidos de reacción contra el pirateo informático, los timos en la red y otros delitos asociados con las nuevas tecnologías, en definitiva, una ciberpolicía capaz de luchar contra delitos de carácter tan universal como lo es Internet.