Franz Fischler advirtió que el consumo está experimentando una fuerte caída.

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Bruselas propuso un paquete de iniciativas destinadas a reducir a corto y largo plazo la montaña de excedentes que se están acumulando en el mercado como consecuencia de la caída del consumo debido a la crisis de las «vacas locas». El comisario europeo de Agricultura, Franz Fischler, fue categórico al señalar que «hay muchas personas en la UE que no volverán a comer un filete». Una de las medidas que propuso para controlar los excedentes consiste en prolongar hasta finales de año el régimen de compras públicas para la destrucción de los animales mayores de 30 meses.

Pero, de acuerdo con el proyecto del comisario, a partir del momento en el que los Estados miembros sean capaces de introducir de forma obligatoria las pruebas de detección de la enfermedad, los animales incinerados tendrían que ser analizados previamente. Actualmente los Estados miembros pueden destruir los animales sin pasar por los test, como es el caso de los toros de lidia en España, lo que enmascara la realidad sanitaria de los rebaños.

Fischler cree que es posible adelantar del primero de julio al primero de abril la aplicación, con carácter obligatorio, de esos test. El comisario propuso que, una vez que los análisis sean sistemáticos, los Estados miembros puedan escoger entre la destrucción de las reses o el almacenamiento, a cargo de los presupuestos nacionales, de la carne excedentaria, en espera de poder comercializarla dentro de unos años cuando el mercado se recupere.

Otra serie de medidas presentadas por Fischler tendrían como finalidad reducir a largo plazo la oferta en el mercado comunitario y entrarían en vigor a partir del primero de enero del 2002. Se trata, por ejemplo, de la limitación del volumen de primas al bovino macho a un número máximo de 90 cabezas por explotación y la transformación de los derechos de primas regionales en primas individuales tomando como referencia los años 1997 al 2000.