El Gobierno francés se enfrentó ayer con las peticiones de asilo de
más de 900 refugiados kurdos que viajaban en el 'East Sea' cuando
este encalló en la Costa Azul el pasado sábado. La prensa
parisiense reflejó ayer en las primeras páginas de sus periódicos
el drama de los inmigrantes, con el problema de qué hacer con estos
kurdos, de los que se desconoce su procedencia concreta.
El portavoz e intérprete de los kurdos que han sido acogidos en
un campamento del Ejército, Cewan Mamo, manifestó la importancia de
que los refugiados obtengan el estatuto de refugiados
políticos.
El desembarco pasó ayer a manos de la Justicia, que abrió una
investigación para tratar de identificar a los responsables de este
tráfico de inmigrantes.
La investigación contra desconocidos fue abierta por la Fiscalía
de Draguignan por diversos cargos en relación con esta llegada
masiva, que enfrenta a las autoridades francesas a complicaciones
administrativas y jurídicas sin precedente.
Ayudar «en banda organizada» a la entrada o a la estancia
irregular de personas, «poner en peligro la vida ajena» a causa del
abandono del navío por la tripulación, y someter a personas
«vulnerables» a condiciones de alojamiento «indignas» son los
cargos mencionados.
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