El sur del Pacífico, desde dirigentes políticos hasta ciudadanos de
a pie, se mantenía ayer en alerta ante la muerte de la Mir, llorada
por Rusia. La estacion espacial se hundirá a primera hora de la
mañana de hoy en el Pacífico tras 15 años, un mes y dos días en
órbita. «Técnicamente, estamos listos para la última etapa de
trabajo con la estación», dijo ayer el subjefe del programa de
vuelos, Víctor Blágov. Los restos incandescentes de la veterana Mir
deberán «llover» en el Pacífico Sur entre las 06.00 y 07.00 GMT de
hoy.
Sin medios para mantener en órbita la joya de su cosmonáutica,
el Kremlin restañó la herida en el orgullo nacional ruso con la
promesa de crear una Mir-2, reclamada por sectores nacionalistas,
«cuando Rusia tenga las respectivas posibilidades económicas». El
viceprimer ministro Iliá Klebánov, responsable de la industria
militar, admitió que Rusia no podrá crear una nueva estación
orbital propia hasta dentro de quince años, pues por ahora sólo
tiene medios para costear su presencia en la Estación Espacial
Internacional. En un crudo llamamiento, la Fundación «Mir» de apoyo
al programa espacial pidió a cadenas de televisión y radio guardar
un minuto de silencio por la estación a las 10.00 de Moscú
secundado en la calle por automovilistas que harán sonar sus
claxon.
«Durante un minuto se unirían los que apoyan y los que rechazan
el hundimiento de la estación», dijo la Fundación, dirigida entre
otros por la cosmonauta y militante comunista Svetlana Savitskaya y
que ha organizado protestas y hasta una «noche de duelo». Los
dirigentes del programa y la industria espacial afirmaron que el
hundimiento se decidió porque la Mir ha agotado todo su plazo de
vida útil, y calificaron de «emocionales y técnicamente ineptas»
las protestas y peticiones de ultima hora para salvar la
estación.
En una carta publicada en la prensa, explicaron que este paso
fue predeterminado por los «resultados del análisis objetivo del
estado técnico del complejo orbital», en vista del «alcance» de los
últimos fallos y de los compromisos del país en materia de
seguridad. Los expertos valoraron en «una mil millonésima» la
probabilidad de un error de los técnicos encargados de la operación
de descenso, que será dirigida por el actual jefe del programa de
vuelo, Vladímir Soloviov, quien fue el primer inquilino de la Mir
en el lejano 1986.
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