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El Departamento de Agricultura de Catalunya informó ayer de la detección de un sexto caso de peste porcina en una granja de Penelles, en la comarca leridana de La Noguera, que cuenta con 3.000 cerdos y que ha sido confirmado con los análisis de los laboratorios de la Generalitat. Con este nuevo foco se elevan a siete los detectados en España; seis en Lleida, concretamente en Penelles, Mollerusa, Soses, Vilanova de l'Aguda y dos en Golmés, además del caso de Vinaroz en Castellón.

Según datos de Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), la epizootía ha provocado ya que los productores hayan perdido 1.000 millones de pesetas. En cuanto al origen de la enfermedad, la Comunidad Autónoma de Valencia rechazó ayer cualquier responsabilidad en el «tráfico ilegal» de animales, posible causante del brote de peste porcina en España, mientras que Andalucía y Extremadura confían en que la administraciones encuentren a los responsables de la epizootía.

La consejera de Agricultura valenciana, María Angels Ramón-Llin, dijo que el brote de peste porcina en Vinaroz (Castellón) procede «probablemente» de países del Este, lo que «avala la hipótesis de importaciones clandestina» de animales y aseguró que si hay «tráficos ilegales, no están en la entrada a la Comunidad». En cuanto al sector, el responsable del porcino de COAG, Josep Puigpelat, denunció que la peste porcina ha supuesto «por ahora» unas pérdidas de 1.000 millones de pesetas y pidió que los ganaderos que tienen inmovilizados sus animales "actualmente 900.000 cerdos" reciban «como mínimo» 150 pesetas por cada animal que tenga cabida en la granja.

Las organizaciones agrarias, tanto nacionales como regionales, han mostrado su interés porque se encuentre a los responsables de esta crisis y algunas de ellas estudian iniciar acciones legales contra los culpables de la situación. Las cooperativas agrarias han criticado el sistema de producción porcina actual, basado en gran medida en la integración y el trasiego de animales, y se muestran partidarios de un sistema de ciclo cerrado que tenga una mayor seguridad. El sector ganadero confía que la prohibición de las exportaciones, decretado en el Comité Veterinario de la UE, sea «sólo» a las regiones afectadas por la peste porcina.