Juan Pablo II llegó ayer a Ucrania en un histórico viaje de marcado
carácter ecuménico y abogó por «el diálogo» con el poderoso
Patriarcado ortodoxo de Moscú, que se opuso a su visita por
entender que oculta intenciones de «proselitismo». «Como peregrino
de la paz y la hermandad, espero ser acogido con amistad también
por aquéllos que, aunque no pertenecen a la Iglesia católica,
tienen el corazón abierto al diálogo», dijo el Papa en un discurso
pronunciado en ucraniano a su llegada a Kiev.
La visita del Papa a Kiev, cuna del cristianismo en el mundo
eslavo, ha despertado el entusiasmo de los católicos, las iras de
los ortodoxos obedientes a Moscú y la curiosidad del 40 por ciento
de los ucranianos indiferente a la fe tras décadas de agresivo
ateísmo soviético. «Mientras pedimos perdón por los errores
cometidos en el pasado, lejano y reciente, ofrecemos a nuestra vez
el perdón por los daños recibidos», indicó Juan Pablo II sobre el
pulso entre las iglesias de Oriente y Occidente desde el cisma que
las separó en 1054. El Papa repitió así el perdón que ya había
pedido en Grecia por los daños causados por los católicos a los
ortodoxos a lo largo de la historia, sobre todo durante las
cruzadas, y también aludió a los «recientes» pulsos con el
Patriarcado de Moscú.
La Iglesia rusa ortodoxa, que sólo en Ucrania cuenta con 9.000
parroquias, acusa a los católicos de realizar un proselitismo
agresivo en Ucrania, Rusia, Bielorrusia y Kazajistán, zonas que
considera su «territorio canónico» y zonas de su tradicional
influencia. También reclama numerosos bienes y templos que en 1946
le habían sido entregados por Stalin al disolver la Iglesia
católica y que tras la independencia ucraniana volvieron a pasar a
manos de los católicos, de rito oriental y latino. De los casi 50
millones de ucranianos, el 55 por ciento se declaran ortodoxos. De
ellos, entre catorce y quince millones pertenecen a la iglesia del
Patriarcado de Moscú, la más importante de todas y que lidera el
patriarca Vladimir, aliado del todopoderoso ruso Alejo II. El
jerarca ruso se niega a una reunión con Juan Pablo II «mientras
haya una guerra entre ortodoxos y católicos», y lo acusa de querer
«comprar almas», y en Kiev 10.000 ortodoxos protestaron el jueves
por la visita del Santo Padre y lo llamaron «precursor del
Anticristo».
El presidente de Ucrania, Leonid Kuchma, al dar la bienvenida al
Papa, aseguró que su visita «marcará un jalón en la historia del
país», expresó con firmeza la «vocación europea» de Ucrania y
elogió la «personalidad histórica» de Karol Wojtyla. Con motivo de
la visita papal, las autoridades han tomado medidas de seguridad
sin precedentes, al movilizar a 30.000 policías para garantizar la
calma y evitar posibles altercados.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.