Los Reyes presidieron junto a Jacques Chirac el desfile militar de las tropas españolas y galas.

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EMILIO OLIVA-PARÍS La Guardia Real Española abrió y cerró ayer el espectacular desfile de la Fiesta Nacional francesa, que presidió en los Campos Elíseos de París el Jefe del Estado, Jacques Chirac, acompañado por los Reyes de España como invitados especiales. Los 573 hombres y mujeres de la Guardia Real, al igual que los 4.600 efectivos de las Fuerzas Armadas francesas, tuvieron que sufrir las inclemencias de la fuerte lluvia que cayó sobre París durante toda la mañana. Estas adversas condiciones meteorológicas imposibilitaron el desfile aéreo que había de acompañar a la parada terrestre, pero no impidió que la histórica guardia que sirve a la Corona española desde hace cinco siglos se convirtiera en la estrella de esta demostración castrense.

Unas 60.000 personas, según la estimación de la Gendarmería, aplaudieron el paso de los soldados españoles, a los que sus colegas franceses otorgaron el privilegio de encabezar el desfile con sus unidades a pie y de concluirlo con su vistosa caballería. La ceremonia castrense comenzó poco después de las diez de la mañana, cuando el presidente de la República pasó revista desde un vehículo descubierto a los 4.600 soldados a pie, 250 vehículos y 470 efectivos a caballo, alineados a lo largo de la espectacular avenida de los Campos Elíseos.

Todos ellos, en perfecta formación, habían aguardado este momento desde las seis de la mañana, sin otra protección ante las inclemencias del tiempo que sus propios uniformes. Acompañado por el Primer Ministro, Lionel Jospín, el jefe del Estado francés se incorporó a la tribuna situada ante el milenario obelisco egipcio situado en la plaza de la Concordia, en donde, junto a su esposa, Bernadette, recibió a sus invitados de honor, el rey Juan Carlos y la reina Sofía. La unidad de música de la Guardia Real, con un original paso que arrancó los primeros aplausos del público, puso, interpretando el popular pasodoble «España cañí», la nota de color que la meteorología negaba al desfile. Los militares españoles interpretaron también los sones de «Carmen», de Georges Bizet.