Las autoridades veterinarias suizas ordenaron sacrificar a un gato
infectado por encefalopatía espongiforme felina, primer caso de
esta enfermedad descubierto en Suiza (cantón de Vaud), informó ayer
la Oficina federal Veterinaria. Los expertos sospechan que el
animal, de seis años, se contagió de la enfermedad, similar en su
sintomatología al llamado «mal de las vacas locas», al consumir
alimentos para gatos que contenían tejido cerebral o médula espinal
contaminada.
La encefalopatía espongiforme felina (ESF) se diagnosticó por
primera vez en 1990 en Gran Bretaña, donde han aparecido otros
noventa casos desde entonces. En 1995 se detectó un gato infectado
en Noruega, país donde, por el contrario, no se conoce ningún caso
de encefalopatía espongiforme bovina, y en 1990 otro en el
principado de Liechtenstein.
Asimismo, se han registrado algunos casos del mal entre felinos
salvajes recluidos en parques zoológicos: pumas, leopardos, leones
y tigres, entre otros. La encefalopatía espongiforme bovina
pertenece a la categoría de enfermedades transmisibles, pero los
gatos afectados no representan ningún peligro para el hombre, ya
que la infección sólo podría transmitirse a través de la cadena
alimentaria. Según la Oficina Federal Veterinaria, no se ha dado
ningún caso de la enfermedad entre perros. Desde 1996, las
autoridades suizas obligan a incinerar todo el material de alto
riesgo de contagio.
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