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Un avión «Concorde» de British Airways (BA) aterrizó ayer sin problemas en un aeropuerto británico tras pasar con éxito una primera prueba de vuelo después del trágico accidente ocurrido el año pasado en París y que causó 113 muertes.

El objetivo era comprobar el funcionamiento de los nuevos sistemas incorporados a la aeronave para garantizar su seguridad y que han supuesto a la aerolínea un desembolso de casi 25 millones de dólares.

La compañía ha blindado los depósitos de carburante revistiéndolos con Kevlar, una fibra de gran dureza, para evitar que se repita el trágico accidente ocurrido el 25 de julio del 2000 en el aeropuerto «Charles de Gaulle» de París y que costó la vida a 113 personas en el suceso.