Una de las lanchas con soldados de elite de la SAS, dirigiéndose hacia el carguero.

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EUROPA PRESS/AUSTRALIA La situación de los 438 emigrantes que se encuentran a bordo del buque noruego 'Tampa', a los que Australia e Indonesia se han negado a acoger, ha generado un duro debate no sólo internacional, sino también dentro de Australia. Ayer, Sidney mandó sus comandos de elite al barco para impedir el desembarco en su territorio. El contexto es claramente político: en un ambiente preelectoral como el que vive Australia, cuyo primer ministro, John Howard, se sirve de la oposición a los inmigrantes como principal baza, el incidente del barco coincide con el polémico proyecto de ley de definición del estatuto de refugiado que el Gobierno intentará hoy que se apruebe en el Senado con la oposición de los laboristas, lo cual permitiría al Gobierno, con efecto retroactivo, rechazar a los refugiados.

Se da la circunstancia de que las autoridades locales de la isla de Christmas, en la que pretendía atracar hoy el capitán del barco, han pedido al Ejecutivo que autorice el desembarco de los refugiados y se han mostrado «avergonzadas» por la operación militar. Howard explicó que el carguero ha «desafiado» las recomendaciones hechas por el Ejecutivo australiano al penetrar en sus aguas territoriales.

El capitán del 'Tampa', sometido a una situación realmente crítica ante la falta de recursos y suministros para atender los más de 400 inmigrantes, muchos de ellos enfermos, agravada por el inicio por parte de los refugiados de una huelga de hambre (que ya han desconovocado), decidió conducir su nave hacia la isla australiana de Christmas, penetrando en aguas australianas. En ese momento, 50 soldados de élite de la SAS abordaron el barco deteniendo su camino. Howard acusó ayer al capitán de haber exagerado los problemas médicos que se viven a bordo.

Así mismo, Noruega ha denunciado la postura australiana ante la ONU, la Cruz Roja y otras instancias internacionales, según indicó hoy en Oslo el ministro noruego de Exteriores, que recordó que la Convención Internacional de 1951 sobre los refugiados estipula que los refugiados rescatados en el mar deben ser desembarcados inmediatamente en el puerto más cercano. Juntamente ACNUR, Amnistía Internacional y Cruz Roja han pedido a los países implicados que encuentren una solución inmediata.