El virtuoso violinista de origen ucraniano Isaac Stern.

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EUROPA PRESS. NUEVA YORK. El virtuoso violinista de origen ucraniano Isaac Stern falleció el sábado en Nueva York a los 81 años de edad, tras sesenta años de carrera musical cuyo éxito no se debió tanto a su famoso autodidactismo como a su espíritu espontáneo y su inconmensurable energía, que le concedió el secreto de la sensualidad a sus melodías.

Nacido el 21 de julio en 1920, en Kremenents (en el norte de Ucrania), hijo de Solomon y Clara Stern, Isaac estudió música desde su más tierna infancia gracias a la influencia de su madre, también música. Pero no lo hizo en Ucrania, ya que la familia abandonó el país huyendo de la inestabilidad política en 1921, cuando Isaac apenas tenía diez meses, para instalarse en San Francisco. Los padres de Stern le inscribieron en el Conservatorio de Música de San Francisco cuando sólo tenía diez años. Allí estudió desde 1930 hasta 1937 con Naoum Blinder, director de la Orquesta Sinfónica de San Francisco. stern fue, de hecho, el único gran violinista exclusivamente formado en Estados Unidos.

Varios testimonios califican su trayectoria musical como la carrera de un verdadero virtuoso. Interpretó su primer recital a los trece años, en 1934, y dos años después debutó con la Sinfónica de San Francisco bajo la dirección de Pierre Monteux. En 1937 debutó en el Ayuntamiento de Nueva York y los críticos le ensalzaron desde aquellos primeros días. Seis años después, Stern debutó en el Carnegie Hall de Nueva York, ganándose también al público de tan mítico escenario. A partir de esa fecha sería reconocido como un maestro del violín, renovando su estilo con flexibilidad, buscando nuevos tonos y movimientos seguros en sus manos. Esta fecha fue tan memorable que 25 años después celebró otro concierto en memoria del primero. De hecho, Stern fue presidente del Carnegie Hall durante más de 30 años, encabezó las acciones para salvarlo de la demolición en 1960 y conseguir su renovación en 1986.