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El Grup de Recerca sobre la Por de Volar de la Universitat de les Illes Balears (UIB) presentó ayer el estudio que ha llevado a cabo sobre el miedo a volar. Acudieron al acto el director del grupo, el doctor Xavier Bornas, y los también doctores Miquel Tortella y Gloria García de la Banda. Bornas señaló que desde 1998 han recibido tratamiento cien personas y que han podido volar después del mismo un ochenta por cien de ellas. «El miedo a tener un accidente, a que el avión se estrelle, es el mayoritario. También existe el miedo al despegue, a no tener el control de la situación o a los lugares cerrados», indicó Bornas, quien añadió que tras la exposición virtual frente a un ordenador de las situaciones que causan ansiedad y su tratamiento, se recomienda al paciente que haga un vuelo real para comprobar que ha superado su fobia.

Según destacó Bornas, un diez por cien de la población tiene miedo a volar y otro diez por cien siente una cierta incomodidad al hacerlo. Aplicando estas estadísticas, en Mallorca habría unas sesenta mil personas con miedo a volar. «Para evitar este problema, en otros lugares la gente tiene la posibilidad de viajar en coche o en tren para llevar a cabo un gran desplazamiento. En Mallorca, en cambio, mucha gente con un miedo intenso a volar vuela porque no le queda más remedio y lo hace en condiciones no demasiado saludables, como puede ser consumiendo alcohol o medicándose con psicofármacos», dijo Tortella.

En relación a los actos terroristas que tuvieron lugar en Nueva York y Washington el pasado 11 de septiembre, Bernas indicó que «nuestro tratamiento no incluye a quien tiene miedo a que le secuestren o le estrellen el avión, porque ahora este miedo no es irracional, es un miedo racional justificado por lo que ha pasado. Si este miedo se generalizase dentro de un año, entonces sería irracional y se podría tratar», dijo, para añadir: «No esperamos un aumento de quienes tienen fobia clínica a volar, si bien ahora puede aparecer otro miedo. El miedo al terrorismo, pero éste no es el objeto de nuestra investigación».

El miedo a volar aparece alrededor de los veinticinco años. «En muchos casos, gente que durante años ha volado sin problemas empieza a sentir este miedo sin razón aparente. En otros casos, la causa es haber viajado antes en un vuelo complicado», sintetizó Tortella. A partir de octubre, el equipo dirigido por Bornas seguirá trabajando en este campo con dos tratamientos diferentes.