El pleno del Congreso aprobó ayer, con los votos del PP y los
nacionalistas catalanes y canarios, el proyecto de Ley de
Universidades, que el Gobierno envió en julio con el fin de mejorar
la calidad de la enseñanza superior y de fomentar la movilidad de
estudiantes y profesores. El pleno del Congreso aprobó el dictamen
de la Comisión de Educación relativo al proyecto de Ley, que
incluyó unas 150 enmiendas "en su mayoría propuestas por el PP y
CiU" de las más de 700 que los grupos habían presentado.
Entre las enmiendas incorporadas que modifican el texto del
Gobierno destacan las que eliminan la obligatoriedad de que los
rectores cesen en sus cargos al entrar en vigor la ley, la que
regula la presencia de los representantes del Consejo de Gobierno
en los consejos sociales, y la que elimina el plazo de seis meses
para que entre en vigor el sistema de habilitación de funcionarios
docentes. El texto incluye además, a propuesta del PSOE, un nuevo
título para abordar la creación en el futuro del espacio único
europeo de la enseñanza superior.
La votación de las enmiendas y del dictamen de la Comisión se
prolongó durante una hora y media y obligó a retrasar la sesión de
control al Gobierno, en la que el presidente del Ejecutivo, José
María Aznar, respondió al líder socialista, José Luis Rodríguez
Zapatero, una pregunta sobre este asunto.
Aznar afirmó que la reforma universitaria es «necesaria y
conveniente», está respaldada por los ciudadanos, y servirá para
mejorar la calidad de la enseñanza ante los cambios que ha
experimentado la universidad en los últimos años. Aznar respondió
en estos términos al secretario general del PSOE, José Luis
Rodríguez Zapatero, quien le anunció que esta reforma será «inútil»
para aumentar la calidad universitaria y supondrá «un paso atrás»,
por lo que el PSOE la derogará cuando llegue al poder.
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