Los habitantes de los doce países de la Eurozona han acogido el
euro con entusiasmo y expectación, aunque muchas personas han
preferido aplazar el estreno de la nueva moneda y siguieron
utilizando sus respectivas divisas nacionales en las primeras horas
del día. Las sucursales bancarias de los doce se vieron desbordadas
desde tempranas horas de la mañana de ciudadanos deseosos de
hacerse con los primeros euros, y en algunas de ellas se han
producido anécdotas como en el Banco Central Irlandés, cuyo
personal obsequió con champán a los numerosos ciudadanos que hacían
cola.
En Bélgica, la puesta en circulación de billetes de euro
propició una retirada máxima histórica de dinero en los cajeros
automáticos, con unas cien mil operaciones en las primeras ocho
horas de ayer. Los ciudadanos belgas retiraron 230.000 billetes en
euros, para un total de 7'6 millones de euros. Panaderías y tiendas
de barrio fueron los primeros comercios que pudieron poner en
contacto a los clientes con los euros, aunque la asociación
comunicó que el 80 por ciento de las operaciones se hicieron
mediante tarjeta de crédito o monederos electrónicos.
En España, los ciudadanos hicieron largas colas en oficinas de
bancos y cajas y en los cajeros automáticos de todo el país para
cambiar pesetas por euros, según explicaron portavoces de La Caixa.
En las primeras horas del euro como moneda oficial, la peseta se
mantiene en las pequeñas transacciones como moneda de cambio
mayoritaria en bares, pequeños comercios y transportes. La falta de
monedas y billetes de euro, unida a la desilusión al intentar sacar
dinero en la nueva divisa porque muchos de los cajeros sólo
ofrecían ayer pesetas, hizo que la mayoría de la gente pagara
todavía con la peseta. «Este no es un día para pensar», «todavía me
hago mucho lío», «prefiero pesetas» fueron comentarios habituales
de los ciudadanos, que tras la incertidumbre de los primeros
momentos se sintieron agradecidos y contentos de que la vieja
peseta siguiera siendo la moneda de cambio más utilizada.
Un habitante de Oporto fue el primer portugués que extrajo euros
de un cajero, cuando apenas habían pasado 15 segundos desde la
medianoche. Por su parte, el ministro de Finanzas, Guilherme
Oliveira Martis, se levantó temprano y fue acompañado por los
periodistas a un cajero situado en la zona de Belém para retirar
100 euros y aprovechó para recomendar a los consumidores que no
utilicen simultáneamente las dos monedas, porque eso crearía
«confusiones». Medio millón de italianos sacaron euros de los
cajeros del país en las doce primeras horas de funcionamiento de la
nueva moneda, aunque el hecho de que la mayoría de los negocios
estuvieran cerrados impidió un uso masivo del flamante dinero.
La Asociación de Bancos Italianos señaló que hasta mediodía del
1 de enero los cajeros habían distribuido sesenta millones de euros
en medio millón de operaciones, aunque todavía se registra un
número significativo de cajeros que dan liras. No obstante, muchos
italianos acudieron de madrugada a los cajeros, sin grandes colas,
más por curiosidad por ver los nuevos billetes que por otra cosa.
Por su parte, los franceses acudieron a los cajeros automáticos
para retirar los primeros billetes, después de que las monedas
comenzaran a distribuirse el 14 de diciembre. Desde que a
medianoche se dio el pistoletazo de salida, se registraron unas
450.000 retiradas de euros y los cajeros automáticos franceses
habían distribuído hasta las 09.00 horas unos 30 millones de la
divisa común.
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