El consumo de tabaco, alcohol y drogas ilegales es un denominador
común a todos los grupos de adolescentes que presentan riesgo de
desarrollar trastornos de conducta. Así lo prueba un estudio de la
Sociedad de Pediatría Extrahospitalaria de Cantabria que se hizo
público ayer, por primera vez, en el marco del curso 'Pediatría
para educadores', celebrado dentro de los XVIII Cursos de Verano de
la Universidad de Cantabria en Laredo.
El pediatra Horacio Paniagua, uno de los autores del citado
estudio, explicó que los trastornos del aprendizaje y de la
alimentación, la inadaptación familiar, la depresión y las
conductas violentas son las cinco entidades que han analizado
mediante encuestas a unos 2.000 escolares adolescentes de la
región, tanto en el medio urbano como en el rural, en la enseñanza
pública y en la concertada.
La investigación ha permitido conocer los signos de alarma de
cada uno de estos trastornos a los que los padres y los educadores
deben estar atentos para atajar lo más precozmente posible estos
problemas de forma que no dejen secuelas. «El diagnóstico precoz es
lo más importante en este tipo de trastornos, para impedir que
lleguen a la edad adulta», afirmó Horacio Paniagua. De los cinco
tipos de trastornos analizados, el que presenta un mayor porcentaje
de riesgo es la depresión. Un 10'2% de los adolescentes encuestados
ofrecen signos de alarma: estado de ánimo deprimido o irritable e
incapacidad para disfrutar de las cosas (anhedonia), que suele ser
más frecuente en las chicas y entre los 14 y los 16 años.
Horacio Paniagua advirtió especialmente sobre los síntomas que
pueden encubrir una depresión en el adolescente, porque el suicidio
es la segunda causa de muerte en esta edad tras los accidentes. El
8'4% de los encuestados admiten que protagonizan con cierta
frecuencia peleas y agresiones entre ellos y en el entorno
familiar. Aunque la violencia en las aulas no ha alcanzado en
España «las cifras epidémicas de países como Estados Unidos»,
señala Paniagua, «cada vez son más frecuentes las agresiones a
profesores».
El riesgo de conductas violentas, más propias del sexo
masculino, aparece asociado a un mayor consumo de drogas legales e
ilegales, como todos los trastornos de los adolescentes, pero no se
relacionan con el medio ni con el tipo de centro donde estudian. El
riesgo de desarrollar trastornos del aprendizaje, que vienen
precedidos por los novillos constantes o un progreso escolar
crónicamente bajo y que también es más frecuente en varones, se
presenta en un 4'2 por ciento de los adolescentes, mientras que el
peligro de anorexia aparece en un 4'3 por ciento de la población
adolescente. La persistencia en las dietas y una mala imagen
corporal son los signos de alarma.
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