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Las autoridades sanitarias de Rusia lanzaron ayer la voz de alarma sobre la rápida propagación de una intoxicación por el consumo de productos lácteos en mal estado en el sur del país, donde al menos 1.386 personas han sido ya hospitalizadas. Guennadi Onishchenko, jefe de Epidemiología de Rusia, dijo a la agencia Interfax que la mayoría de los enfermos hospitalizados son niños, al menos 949.

Los enfermos ingresan con fiebre elevada, diarrea, vómitos y deshidratación en muchos casos, causados al parecer por el bacilo Shigela de la disentería. La epidemia de disentería, que comenzó hace una semana, afecta principalmente a las regiones meridionales rusas de Krasnodar, Adigea, Astracán, Stávropol y Osetia del Norte.

Oficialmente, el brote de la infección se originó en los productos lácteos comercializados por la fábrica de leche de Kropotkin, en la región de Krasnodar, pero, dada la magnitud de la epidemia, algunos médicos han puesto en duda ese origen de la intoxicación.

Onishchenko ha declarado que este brote de disentería «no tiene precedentes» en la historia sanitaria de Rusia de las últimas décadas y expresó su temor de que pueda incrementarse aún más el número de afectados. En las últimas veinticuatro horas, han ingresado en distintos hospitales rusos más de 300 personas, con una incidencia especialmente grave en la región de Astracán, en la desembocadura del río Volga en el mar Caspio.