La instantánea fue tomada después del primer trasplante, cuando aún estaba viva.

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EFE-EEUU
Jésica Santillán, la joven mexicana que emigró de forma ilegal a EEUU en busca de un trasplante que le salvara la vida, falleció el sábado después que los médicos confirmaran su «muerte cerebral».

La joven tenía una deformación del corazón que impedía que los pulmones enviaran oxígeno a la sangre. Hace tres años, ella y su familia emigraron ilegalmente a EEUU desde el poblado de Tamazula, cerca de Guadalajara (en el estado mexicano de Jalisco) para una mejor atención médica. Mack Mahoney, un empresario que creó la fundación «Jesica's Hope Chest» para costear los gastos médicos, pidió la intervención del ex senador Jesse Helms para que la familia no fuese deportada.

Jésica, de 17 años, murió dos días después de recibir un segundo trasplante de corazón y pulmones en el centro médico de la Universidad Duke en Durham (Carolina del Norte), y su caso ha desatado un debate sobre los errores médicos y los derechos legales de familias afectadas.

La joven, cuyo caso recibió cobertura de la prensa, fue sometida a dos trasplantes en menos de dos semanas debido a que el pasado 7 de febrero recibió órganos de un donante incompatible con su tipo de sangre.

Pese al éxito de la segunda operación, su salud fue empeorando debido a que desarrolló un daño del cerebro irreversible, según los médicos.

Su situación migratoria no fue obstáculo dada la gravedad del caso médico, aunque sólo el cinco por ciento de los trasplantes son reservados a extranjeros en Estados Unidos.

Poco después de que le fueran desconectadas las máquinas que la tenían artificialmente con vida (alrededor de las cinco de la tarde hora local del sábado), las autoridades del hospital -que han contratado a un abogado expresaron sus condolencias.

«Todos estamos profundamente entristecidos por todo esto», dijo el director del hospital universitario, William Fulkerson. El médico que la operó las dos veces, James Jaggers, lamentó el desenlace «de un proceso que empezó con tanta esperanza», se responsabilizó por el error y agregó que su equipo hizo «todo lo posible».

En un comunicado cuidadosamente redactado, Jaggers describió el complicado proceso de trasplante de órganos y agregó que confía en que será una lección para mejorarlo. A raíz del caso, el hospital exige que tres médicos confirmen independientemente la compatibilidad de los órganos antes de cualquier operación.