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Parece mentira que pueda volar. Éste es el primer pensamiento de un profano al ver aterrizar en Son Bonet una reliquia de la aviación con casi medio siglo en su fuselaje de madera y tela.

De este tipo de aparatos sólo quedan 14 unidades de las 192 que se construyeron en la década de los 50 como avión de entrenamiento del Ejército del Aire y para difundir la aviación civil en los aeroclubs. El ahora «mallorquín» AISA fue construido en 1956. El piloto comercial Gonzalo O'Kelly, que normalmente tripula un Airbus de Spanair, es el responsable de haber hecho llegar el AISA a Mallorca. En la última etapa, desde Reus y sobrevolando el Mediterráneo, le acompañó Miquel Nadal, vicepresidente del Consell de Mallorca y socio número uno de la Fundació.

Se trata del AISA I-11-B, con matrícula EC-BTM, una auténtica joya adquirida por la Fundació Aeronàutica Mallorquina y que ayer por la tarde llegó a Son Bonet procedente de Asturias, de donde salió anteayer por la mañana para hacer escalas en Vitoria, Zaragoza y Reus.

Aunque el AISA tiene una autonomía de 3 horas y media, las etapas realizadas por O'Kelly no han superado las dos horas y cuarto, el tiempo que ha tardado precisamente en cubrir el trayecto Reus-Palma. Según O'Kelly, «si no nos hubiéramos encontrado viento de cara, habríamos tardado como mucho una hora y tres cuartos». El piloto, antes de salir de Asturias, lo probó sólo durante 30 minutos con un instructor.