Los jóvenes consideran algo fundamental en su vida divertirse con los amigos.

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Los jóvenes españoles salen mal parados de los estudios que se realizan en torno a sus hábitos, costumbres y afinidades. Éstos concluyen que las futuras generaciones son poco tolerantes con aquellos que consideran «raros» por optar por actividades y gustos diferentes a los de la mayoría. Además, su vida gira en torno al ocio y el consumo, eso sí, siempre sin salirse del grupo uniformado.

Las conclusiones revelan que los adultos proyectan una serie de estereotipos de lo que se espera de los jóvenes, éstos los asumen y los medios de comunicación los refuerzan e institucionalizan.

En los adultos ven algo distante y distinto, aunque están convencidos de que acabarán, con los años, igual que ellos. Estos y otros datos se desprenden de varios estudios sociológicos realizados desde 2001 por el Instituto de la Juventud (Injuve), la Fundación Ayuda contra la Drogadicción (FAD) y la Obra Social de Caja de Madrid.

Al asumir estos estereotipos, el colectivo juvenil los pone como condición para la integración y los entiende como «lo normal», entrando en un proceso de homogeneización.

Los jóvenes españoles, que ven a la población adulta como distante y distinta, asumen que al final se convertirán en adultos y serán como ellos. Mientras, los adultos se debaten entre la ambigüedad (incomprensión, reproche y admiración) y la culpa («los hemos hecho así»), hacia los jóvenes.