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EFE - NUEVA YORK
La Estatua de la Libertad abrió ayer por primera vez sus puertas desde los ataques del 11 de septiembre de 2001, en medio de nuevas medidas de seguridad.

La ceremonia de reapertura, prevista desde hace meses, coincidió con el fuerte operativo policial que se ha desplegado en Nueva York tras conocerse que Al Qaeda planeaba atentar nuevamente contra objetivos financieros en esta ciudad estadounidense. «No vamos a dejar que nos intimiden. Reabrir este monumento es otra forma de enviar ese mensaje», aseguró el alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg.

La mayor seguridad se experimenta desde el mismo momento en que el visitante llega al embarcadero del ferry que lo trasladará a la Isla de la Libertad, pues allí debe traspasar máquinas detectoras de metales y pasar sus bolsos por un escáner. La novedad, con todo, está al llegar a la base de la estatua, donde hay instalados portales detectores de explosivos que emplean una novedosa tecnología: el visitante recibe «inyecciones» de aire, mientras espera 15 segundos a que la luz roja se ponga verde.