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Rocco Buttiglione, que además ocupará una de las vicepresidencias del Ejecutivo comunitario que entrará en funciones el 1 de noviembre, afirmó que el hecho de que él, personalmente, considere la homosexualidad como un pecado, no tiene que repercutir en su labor política a nivel de la UE.

El italiano insistió en varias ocasiones en que defenderá la Carta de libertades y derechos fundamentales incluida en la Constitución de la UE, pero, al mismo tiempo, reiteró su rechazo a la homosexualidad y al matrimonio entre personas del mismo sexo.

«Yo puedo pensar que la homosexualidad es un pecado, pero eso no tiene por que repercutir en la política si no digo que es un pecado», afirmó.
Precisó que «somos una comunidad de ciudadanos aunque tengamos opiniones distintas en cuestiones morales» y precisó que, en su caso, defiende el concepto de matrimonio tradicional.

Para Buttiglione, el matrimonio «existe para permitir que las mujeres tengan hijos y contar con la protección de un hombre que las cuide».

Además, resaltó que esta cuestión «recae en las competencias de los Estados miembros», por lo que sus ideas no tendrían impacto en su labor en la Comisión.

En declaraciones a la salida de su comparecencia, el futuro comisario italiano explicó que el derecho a la determinación de lo que se considera una familia depende de los Estados.