La espectacular colisión, comparada con la detonación de 4,5
toneladas de dinamita, está programada para el próximo 4 de julio,
fecha en que EE UU celebra su independencia.
El lanzamiento tuvo lugar sin problemas y el cohete Delta II que
lleva a bordo la nave nodriza -que a su vez alberga un
vehículo-proyectil- salió de la atmósfera terrestre en pocos
minutos.
El viaje sin retorno de 431 millones de kilómetros tiene como
objetivo lanzar una especie de vehículo-proyectil que esencialmente
será «arrollado» por el cometa Tempel 1 a una velocidad de 37.000
kilómetros por hora.
De los numerosos cometas que pululan en el Sistema Solar, en la
diana de la misión «Deep Impact» está el cometa Tempel 1,
descubierto por azar en 1867 por el francés Ernst Leberecht
Tempel.
El cometa entra en el Sistema Solar cada cinco años y medio, y
los científicos quisieron lanzar la misión «Deep Impact» para que
que seis meses más tarde se encuentre con el cometa.
Una vez que llegue a su destino, la nave nodriza soltará una
especie de vehículo-proyectil que creará un enorme cráter en la
superficie del cometa Tempel 1.
Por ahora, los científicos desconocen exactamente lo que
ocurrirá en el momento de impacto y el tipo y tamaño de cráter que
se formará.
Al chocar con el cometa, el vehículo-proyectil se desintegrará
por completo, al igual que todo lo que lleve en su interior.
La colisión será vigilada, paso a paso, por cámaras montadas en
la nave nodriza, varios telescopios espaciales como el Hubble y el
Spitzer e instrumentos especiales en Mauna Kea (Hawai).
Los científicos esperan que la misión, que ha costado entre 325
y 350 millones de dólares, contribuya a esclarecer interrogantes no
sólo sobre la composición química del cometa Tempel 1 sino también
sobre el papel de los cometas en el origen del Sistema Solar.
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