Imagen del Pontífice durante su aparición pública desde el policlínico Gemelli, donde impartió la bendición apostólica.

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EFE-EL VATICANO
Juan Pablo II reapareció ayer en público, tras su hospitalización hace cinco días, y desde la ventana de su habitación en el Policlínico Gemelli de Roma impartió la bendición apostólica, después del rezo dominical del Angelus.

En los planos cortos que ofreció la televisión se pudo ver al Papa sentado, con la cabeza ligeramente inclinada hacia adelante y gesto doliente, pese a lo cual permaneció junto a la ventana unos diez minutos.

Con voz apenas perceptible y fatigada, el Pontífice pronunció las breves palabras rituales de la bendición con la que finalizó el rezo Angelus y un débil «gracias».

En la alocución previa, leída en su nombre por el Sustituto de la Secretaria de Estado («número tres» del Vaticano), el arzobispo argentino Leonardo Sandri, Juan Pablo II subrayó que «en medio de los enfermos, a los que va mi saludo afectuoso, sigo sirviendo a la Iglesia y a la Humanidad entera».

Tras su breve intervención, Karol Wojtyla permaneció aún en la ventana del hospital, mientras le aplaudían centenares de fieles congregados en el patio del Gemelli, entre ellos un grupo de veinticuatro muchachos provenientes de la ciudad española de Toledo, que fueron los más ruidosos.

Esos mismos aplausos se repitieron en la Plaza de San Pedro del Vaticano, donde miles de personas se reunieron delante de dos pantallas gigantes, convocados por la Conferencia Episcopal italiana. El arzobispo Leonardo Sandri dio las gracias por el Papa a todos «los que desde cualquier parte de la Tierra» se han interesado estos días por su estado de salud y a los médicos, enfermeras y personal sanitario que le asiste.