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BEGOÑA P. SÀNCHEZ-LISBOA
La hermana Lucía, única superviviente de los tres pastorcitos que fueron testigos de la aparición de la Virgen de Fátima, falleció ayer en Coímbra (Portugal) a los 97 años de edad, según avanzaron varios medios lusos citando a fuentes religiosas.

Publicó en vida sus memorias para contar en primera persona cómo cambió su vida y la de sus compañeros tras esta experiencia mariana.

Lúcia de Jesus dos Santos fue uno de los testigos del «milagro» de Fátima en Cova de Iria junto a los hermanos Jacinto y Francisca Marto el 13 de mayo de 1917.

Nacida en 1907 en Ajustrel, en zona de Fátima, dedicó toda su vida a la oración y la contemplación como respuesta al mensaje de la Virgen María.

En 1921 ingresó en el Asilo de Vilar (Oporto), dirigido por las religiosas de Santa Doroteia. Mas tarde, se trasladó a Tuy, en Galicia, donde vistió los hábitos bajo el nombre de Maria Lúcia das Dores. En 1948, entró a formar parte del convento de Santa Teresa, de la orden de las Carmelitas, donde residiría hasta el fin de sus días.

Recluida en el convento con las Carmelitas, una de sus últimas apariciones públicas tuvo lugar en la última visita del papa Juan Pablo II al Santuario de Fátima durante la ceremonia de beatificación de los pastores Francisco y Jacinta, el 13 de mayo de 2003.

Según la prensa local, el director de cine estadounidense Mel Gibson visitó en secreto a la hermana Lucía para que asistiera a una proyección privada del filme «La Pasión».

Los restos mortales de la religiosa serán conducidos hoy, lunes, a la Catedral de Coímbra, ciudad donde vivía en una congregación.