Los fieles rinden homenaje al difunto Pontífice ante su tumba, ayer, en la cripta que acoge sus restos.

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La tumba de Juan Pablo II, en el subsuelo de la Basílica de San Pedro, fue abierta ayer al homenaje de los fieles, que en número cercano al millar esperaban en fila para poder acceder.

Los restos de Juan Pablo II ocupan una tumba en el suelo que albergó el cadáver de Juan XXIII, aunque éste después fue trasladado a la Basílica. «Ioannes Pavlvs PP II. 16.X.1978-2.IV.2005» es la inscripción grabada en la losa de mármol de Carrara, que mide 2,20 metros de largo por 1,20 metros de ancho y está en un espacio abovedado de la cripta vaticana.

Poco después de las 07.00 horas, los responsables de la Basílica abrieron los portones y los primeros fieles pudieron acceder al interior para descender a las llamadas Grutas Vaticanas, donde están las tumbas de numerosos Pontífices. El interés de los que aguardaban en la cola era llegar hasta la tumba de Juan Pablo II, fallecido el 2 de abril y enterrado de manera reservada en ese lugar el día 8, tras un masivo funeral en la Plaza de San Pedro.

Los fieles deben pasar un detector de metales y no pueden depositar flores en la tumba, para evitar una previsible acumulación que haría difícil pasar por un espacio angosto.

La mayoría de los que esperaban eran grupos de turistas cuyas vacaciones llevaban meses planeadas o italianos que querían ver la tumba antes de ir a trabajar, lejos de las enormes colas que se formaron la semana pasada para ver los restos del Pontífice en la basílica de San Pedro. «He venido a la ciudad para asistir a una conferencia y pensé que era una oportunidad para pasar por aquí, sobre todo porque puedo entrar y verlo antes de comenzar el trabajo», dijo Angela Liotti, que vive en la ciudad italiana de Novara.

Las personas que encabezaban la cola llegaron hacia las 5 de la mañana, ansiosas por evitar las aglomeraciones de hace una semana cuando los peregrinos esperaban una media de 13 horas para ver los restos del Papa. En esta ocasión, no había una marea de fieles y los que llegaron justo a la hora de la apertura sólo tuvieron que esperar unos 15 minutos antes de entrar en la cripta. «Reservamos las vacaciones en diciembre», dijo Jim Matthews, de Dallas, Texas.