Ese día, pocas horas después de ser elegido Papa, Joseph
Ratzinger ofició su primera misa en la Capilla Sixtina, en la que
pronunció un brillante discurso, toda una declaración de
principios, en el que se comprometió a proseguir el trabajo trazado
en el Concilio Vaticano II, a promover la unidad de los cristianos
y a trabajar por la paz en el mundo.
Benedicto XVI, que dio la impresión de que no quiere expresar
discursos políticos, sino homilías de marcado carácter pastoral,
volvió a hacer ayer un vehemente llamamiento a la unidad de los
cristianos, pidiendo «que hagamos todo lo posible para recorrer el
camino de la unidad» e implorando a Dios «que seamos un sólo pastor
y una sola grey» y «no permitas que se rompa tu red».
En la homilía, que fue interrumpida en 35 ocasiones por los
aplausos de las 400.000 personas que llenaban la plaza de San Pedro
y las calles adyacentes, Benedicto XVI recordó varias veces a Juan
Pablo II e hizo el mismo llamamiento de Papa Wojtyla en 1978,
cuando fue elegido Pontífice.
«En este momento mi recuerdo vuelve al 22 de octubre de 1978,
cuando Juan Pablo II inició su ministerio aquí. Todavía resuenan en
mis oídos sus palabras: «¡No temáis! ¡Abrid, más todavía, abrid de
par en par las puertas a Cristo!», afirmó. El Papa añadió que Juan
Pablo II hablaba a los fuertes, «los cuales tenían miedo de que
Cristo pudiera quitarles algo de su poder, si lo hubieran dejado
entrar y hubieran concedido la libertad a la fe».
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.