La «marcha de la vida» cruza la entrada de Auschwitz, donde se lee la inscripción en alemán «El trabajo nos hace libres».

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EFE-VARSOVIA
Diez mil personas, entre ellas el primer ministro de Israel, Ariel Sharon, y varios diputados alemanes, participaron ayer en la tradicional «marcha de la vida» que se celebra entre los campos de Auschwitz y Birkenau para rendir homenaje a las víctimas del Holocausto.

Dio la señal de salida el sonido del cuerno tradicional que utilizaban los antiguos hebreos en sus ceremonias religiosas, sonido que tiene el significado de un ruego de misericordia dirigido a Dios.

Es la primera vez que un primer ministro de Israel y diputados del Parlamento alemán (Bundestag) acuden a Auschwitz para esta ceremonia, que este año se celebra pocos días antes del sexagésimo aniversario del final de la II Guerra Mundial en Europa. La marcha partió del portón del Campo de Concentración de Auschwitz sobre el que domina la inscripción en alemán «Arbeit macht frei» (el trabajo nos hace libres).

En la marcha participaron jóvenes judíos de Israel, Bélgica, Hungría, Estados Unidos y Canadá, 2.500 polacos, un nutrido grupo de rusos, una delegación de diputados alemanes y ex presos del campo. El campo de concentración de Mauthausen (Austria) conmemoró también el 60 aniversario de su liberación por parte de soldados estadounidenses en las postrimerías de la II Guerra Mundial. Por este lugar pasaron más de 7.000 republicanos españoles y sólo alrededor de 2.000 sobrevivieron a los años de cautiverio, convirtiéndose de esta forma en el campo nazi que vio morir a más españoles en ese período.

«Esta marcha de los vivos es una prueba de que recordamos a los muertos, pero también un testimonio de que aquí, en esta tierra, durante siglos vivimos juntos polacos y judíos y, por eso, queremos que los actos como este sirvan a los jóvenes de nuestros dos pueblos para conocerse mejor, con el espíritu de la tolerancia y del respeto mutuo», dijo Belka.