En un discurso en Riga, al cumplirse el 60 aniversario del final
de la II Guerra Mundial en Europa, Bush aludió a la división de
Europa creada por la guerra y el dominio soviético sobre el este
del continente, «uno de los grandes errores de la historia».
Por primera vez, admitió la responsabilidad en parte
estadounidense al reconocer que «los acuerdos de Yalta siguieron la
injusta tradición de los pactos de Múnich y Molotov-Von
Ribbentrop», por los que Rusia y Alemania acordaron repartirse
Polonia. Los acuerdos de Yalta, suscritos por el primer ministro
británico, Winston Churchill, el presidente estadounidense,
Franklin Roosevelt, y el mandatario ruso, Josef Stalin, en 1945
repartieron el mundo entre las potencias ganadoras de la
guerra.
«Una vez más, cuando los gobiernos poderosos negociaron, la
libertad de los países pequeños resultó, en cierto modo,
prescindible», reconoció Bush, quien tras su discurso emprendió
viaje a Holanda, donde hoy participará en un homenaje a los caídos
estadounidenses durante la guerra en el cementerio de Margraten.
Tras Holanda, la próxima etapa de la gira de Bush será Moscú, donde
el domingo por la noche cenará con el presidente Vladímir Putin y
el lunes participará en la conmemoración del fin de lo que en Rusia
se conoce como «Gran Guerra Patria» antes de concluir su gira en
Georgia el martes.
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