Juan Carlos I dijo ayer en Roma que él es «el rey de España y no el
de Bélgica», en respuesta a la pregunta de si iba a hacer con la
ley que regula las bodas entre homosexuales como Balduino, rey de
los belgas, que en 1990 renunció durante 36 horas a sus
prerrogativas constitucionales para no firmar la ley del
aborto.
Uno de los periodistas que cubrían el acto le preguntó a Don Juan
Carlos si iba a hacer lo mismo que hizo el rey Balduino, y le
contestó: «yo soy el rey de España, y no el de Bélgica».
La contestación del Rey se produjo a la entrada de la reunión de
la Fundación para la Innovación Tecnológica (COTEC) de España,
Italia y Portugal, a la que también asistieron los presidentes
italiano, Carlo Azeglio Ciampi, y portugués, Jorge Sampaio.
La demanda le fue formulada al monarca a raíz de la información
publicada ayer miércoles por el rotativo español «El Mundo», según
la cual «la Iglesia estima que el Rey no debe sancionar la ley del
matrimonio gay».
Esa interpretación se basa en la afirmación del secretario y
portavoz de la Conferencia Episcopal Española, José Antonio
Martínez Camino, de que la objeción de conciencia que pide la
Iglesia «establece un principio general, sin señalar a personas
concretas. Afecta a todos los católicos, pero también a todas las
personas con recta formación moral».
Por otra parte, Carlos Carnicer, presidente del Consejo General
de la Abogacía Española, afirmó ayer que la libertad de conciencia
debe existir en el marco de la legalidad vigente y que alcaldes o
concejales no se pueden negar a celebrar bodas, sean homosexuales o
no lo sean.
Carnicer, que está en la capital tinerfeña para asistir a las
cuartas jornadas de juntas de gobierno de colegios de abogados, que
reúne a más de 700 letrados de los 83 colegios, agregó que «si una
Ley no reconoce la libertad de conciencia, como la de matrimonios
civiles, nadie se puede acoger a la misma porque sería la
anarquía».
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