La ministra de Agricultura, Pesca y Alimentación, Elena Espinosa (izda), en una visita al Valle de Jerte.

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Las quejas de Castilla-La Mancha y Murcia por el trasvase de 82 hectómetros cúbicos de agua del Tajo al Segura continuaron ayer, después de que el viernes aprobara la medida el Consejo de Ministros, mientras el Gobierno insistió en que actuó con «prudencia» y «tratando de ser lo más justos posible».

Por su parte, la titular de Agricultura, Elena Espinosa, dijo que «hemos tratado de ser lo más justos» y agregó que «siempre es difícil contentar a dos Comunidades Autónomas o dos zonas concretas de España en una situación difícil como es esta, con la época de sequía por la que estamos atravesando».

Así, la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, aseguró que la decisión se adoptó «desde la prudencia y el respeto a la legalidad» y apeló a la responsabilidad del PP y del PSOE para «no generar engaños ni demagogias».

Narbona reconoció, en declaraciones a la Cadena Ser, que «ha habido quejas contra productos de la huerta murciana vendidos fuera de España y que han generado algún problema de salud», ya que cuando «los regadíos no consiguen agua potable utilizan otro tipo de aguas».

De este modo contestaba al ser preguntada sobre informaciones periodísticas que señalan que en el Consejo de Ministros que debatió el tema, Narbona alegó que los regantes de Murcia usarían aguas fecales si no llegaba la del Tajo.

Narbona subrayó que «ese es un problema real que debería preocuparles también a los castellanomanchegos porque en toda España tomamos hortalizas de los magníficos cultivos de Murcia».

La ministra reconoció que, aunque «no hay un disgusto exagerado, tampoco hay plena satisfacción y muchas veces estas medidas parecen que son las acertadas».