El papa Benedicto XVI, junto al canciller alemán Gerhard Schröder.

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JUAN LARA-COLONIA
El Papa condenó con dureza el terrorismo, «opción perversa y cruel que desdeña la vida y corroe la convivencia civil», y dijo que luchar en nombre de Dios «debería llenarnos de vergüenza», al tiempo que pidió a los musulmanes trabajar juntos para extirpar la intolerancia y la violencia.

Benedicto XVI así lo manifestó en el encuentro que mantuvo en Colonia con representantes de la comunidad musulmana en Alemania, a los que comentó que quería reunirse con ellos para compartir sus esperanzas y hacerles partícipes de sus preocupaciones, «en estos momentos de la historia particularmente difíciles».

Con anterioridad, el Papa Benedicto XVI recibió en el Arzobispado de Colonia al canciller alemán, Gerhard Schroeder, con el que celebró la primera de una serie de audiencias «privadas» con políticos alemanes. La entrevista con el canciller duró quince minutos, según la oficina de prensa del Gobierno, que no ofreció detalles sobre el contenido.

El Obispo de Roma afirmó que una de las cosas que más le preocupan es el fenómeno del terrorismo, que en diferentes partes del mundo -precisó- continúa sembrando muerte y destrucción. «Los que idean y programan estos atentados demuestran querer envenenar nuestras relaciones, recurriendo a todos los medios, incluso a la religión, para oponerse a los esfuerzos de convivencia pacífica, leal y serena. El terrorismo, de cualquier origen que sea, es una opción perversa y cruel que desdeña el derecho sacrosanto de la vida y corroe los cimientos de toda convivencia civil», afirmó con dureza el Papa.

Benedicto XVI tendió las manos a los musulmanes y les dijo que si cristianos y musulmanes juntos consiguen extirpar de los corazones el sentimiento de rencor, contrastar toda forma de intolerancia y oponerse a cada manifestación de violencia, se frenará «la oleada de fanatismo cruel, que pone en peligro la vida de tantas personas, obstaculizando la paz en el mundo».