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Mientras cien toneladas de sustancias tóxicas continuaron ayer su paso por la ciudad nororiental china de Harbin, que lleva tres días sin agua potable, la historia amenaza con repetirse en otra región china, a miles de kilómetros, donde otra explosión química ha creado la misma alarma. Más de 6.000 personas fueron evacuadas en las últimas horas en Chongqing, ciudad del centro del país y ribereña del Yangtsé, después de que el jueves se informara de la explosión de una planta química local, en la que murió un trabajador y tres resultaron heridos. Los responsables medioambientales de Chongqinq han advertido a los ciudadanos que no usen agua de los ríos. Igualmente existen temores de contaminación de las aguas locales por benceno, sustancia que puede ser cancerígena.

El número de evacuados en Chongqing es incluso mayor que los 300 de Harbin, ciudad que usa el agua del ahora contaminado río Songhua para el consumo humano, y que el lunes vivió pánico colectivo cuando su Ayuntamiento anunció cuatro días de corte de agua sin explicar las causas de la decisión.