El hombre 43 años y 213 kilos de peso al que los Bomberos
tardaron tres horas en sacar de su domicilio después de que se
rompiera la cadera, murió poco más tarde en el hospital Gregorio
Marañón, donde hace dos años esperaba que le operaran y no lo
consiguió, porque «lo suyo no computa en las listas de espera».
Así lo manifestó a Efe-Televisión Daniel Merinero Ballesteros,
hermano de Jorge Merinero, quien desde hace aproximadamente tres
años padecía un grave problema de obesidad mórbida que le causaba
fallos en el sistema respiratorio y en el corazón, le provocaba
graves infecciones y hacía que apenas pudiera moverse y que se
cayera al suelo con relativa frecuencia.
Su hermano Daniel, que vivía con él desde hace año y medio para
cuidarlo, explicó que últimamente Jorge «se había caído unas cuatro
o cinco veces» y que había visitado en una decena de ocasiones los
servicios de urgencia del Gregorio Marañón, donde «siempre le
remitían a casa».
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