Tras 38 años de actividad, la central nuclear «José Cabrera» de Almonacid de Zorita (Guadalajara), la más antigua de España, paró sus máquinas a las 23.30 de anoche.
Este cierre, reclamado desde hace años, fue muy celebrado por los ecologistas, que exigieron que el resto de centrales de nuestro país, seis ahora, corrieran la misma suerte.
En esta misma línea, el coordinador general de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares -que también acudió al acto de cierre simbólico- reclamó al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que cumpla sus compromisos y presente un calendario de cierre de nucleares al tiempo que consideró la Central de Zorita como un centro fuera del «periodo de vida útil, insegura, inmadura y por lo tanto peligrosa».
Zorita pasará a convertirse en una planta de ciclo combinado con una capacidad de generación de 800 megavatios (MW), lo que supondrá una inversión total de 253 millones de euros. Esta central contaba hasta ayer con 125 empleados, de los que unos 70 se mantendrán en la nueva planta, mientras que los 50 trabajadores restantes se trasladarán a otros centros de producción diferentes con que cuenta la propietaria del centro, Unión Fenosa.
El cierre progresivo comenzó a las 17.30 horas, con una bajada de generación desde los 122 MW a un ritmo de 20 MW cada hora hasta las 23.30, con lo que la central fue reduciendo su carga hasta realizar la desconexión de la red eléctrica para proceder, inmediatamente después, a la parada del reactor. La central, que durante los tres años posteriores al parón seguirá siendo propiedad de Unión Fenosa, deberá comenzar un complejo proceso de desmantelamiento que no concluirá hasta el año 2015 y costará aproximadamente unos 170 millones de euros.
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